Monoparentalidad e Infancia

Colección de Estudios Sociales: Obra social Fundación La Caixa
Volumen 20: Monoparentalidad e infancia
Autoría: Lluís Flaquer, Elisabet Almeda y Lara Navarro

Descarga el libro entero:

El estudio constata la emergencia de nuevas estructuras familiares en los países desarrollados y el reto que supone para los niveles de bienestar alcanzados actualmente.

Las condiciones de vida, las tasas de abandono escolar y las expectativas de desarrollo futuro del menor en España dependen, en gran medida, de la tipología de núcleo familiar en el que se desarrolla su infancia.

El estudio ofrece una radiografía de las diversas situaciones de monoparentalidad existentes en España, diagnosticando los efectos que esta situación conlleva para los menores. Así, para estos tres investigadores, la emergencia de núcleos familiares constituidos por un solo progenitor y sus hijos está provocando el desplazamiento del riesgo de pobreza hacia estos menores, teniendo en cuenta el escaso gasto social en prestaciones y servicios para las familias que perjudica sobre todo a las más vulnerables. Este estudio se inscribe en el debate sobre la pobreza infantil en las sociedades modernas avanzadas, donde ha sonado un toque de alerta ante su aumento en años recientes. Los indicadores europeos revelan que los niveles de pobreza son más altos en los hogares monoparentales que en otras unidades de convivencia con hijos a cargo.

Resumen del Volumen 20: Monoparentalidade infancia

POBREZA INFANTIL
Según los responsables de la autoría, las tasas de pobreza infantil están aumentando en las sociedades modernas avanzadas porque, en general, las políticas sociales de los Estados no han sabido adaptarse a las nuevas realidades familiares. Argumentan que en una sociedad democrática en que la igualdad de oportunidades en el inicio del ciclo vital es determinante para el destino de las personas, no resulta aceptable que la exclusión que puedan experimentar los menores los marque a lo largo de su vida y acabe determinando su futuro de manera irreversible. Es decir, los niños tienen toda una vida por delante y no deberían tener que padecer las repercusiones de los avatares experimentados por sus padres.

A partir del análisis del Censo de 2001, el estudio aporta informaciones sobre el crecimiento de la monoparentalidad en España, así como sobre la variedad de situaciones que se dan entre los hogares encabezados por una sola persona con hijos a cargo. La valoración de su incidencia a nivel europeo se realiza a través de un análisis comparativo de datos estadísticos e indicadores de Eurostat. El estudio constata un incremento generalizado del riesgo de pobreza infantil en los países desarrollados y en Europa en particular. La proporción de niños que viven en la pobreza ha aumentado en 17 de los 24 países de la OCDE para los cuales existen datos. Grecia, Italia, Portugal, Reino Unido, Alemania e Irlanda son los países europeos cuyas tasas de riesgo de pobreza infantil superan el 20%. En España, esta tasa está en el 19%. Sin embargo, los datos más recientes muestran que la pobreza infantil está escalando posiciones en nuestro país, y tiende a alejarse de la media comunitaria.

MONOPARENTALIDAD E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES
Una serie de procesos y mecanismos sociales, entre los que cabe destacar la tendencia hacia la individualización de las relaciones familiares y el crecimiento de la inestabilidad matrimonial, traen consigo la proliferación de nuevas formas de convivencia y el aumento del pluralismo de los tipos de hogar. El crecimiento de la diversidad familiar exige una mayor atención a la existencia de posibles diferencias en el bienestar de los menores que viven en distintos tipos de hogar, con el fin de evitar que situaciones de partida excesivamente dispares puedan llegar a malograr su necesaria igualdad de oportunidades ante el sistema educativo.

Actualmente, España cuenta con cerca de 1.400.000 hogares monoparentales, lo cual representa el 10% de los hogares españoles. Durante el período 1991-2001, los hogares monoparentales crecieron prácticamente un 50%. El 80% de estos hogares monoparentales están encabezados por mujeres. En la medida en que, tanto en España como en otros muchos países, las tasas de paro, de temporalidad y de precariedad laboral, así como los salarios más bajos, afectan con más fuerza a las mujeres que a los hombres, las probabilidades de caer en la pobreza que tienen los hogares monoparentales formados por mujeres e hijos son mucho mayores que las del resto de hogares.

En la segunda mitad de los años noventa se producen cambios importantes en las características de las familias monoparentales, que vienen evidenciados por un aumento en los niveles de pobreza. La tasa de pobreza de los hogares monoparentales está en el 35% en la Europa de los 15, mientras que en España sobrepasa el 40%. De hecho, uno de cada tres hogares monoparentales de nuestro país tiene que pasar el año con unos ingresos inferiores a los 9.000 euros. Por otra parte, España es uno de los países europeos que menos recursos dedica a prestaciones sociales para la familia y los hijos. Así, mientras la media de este grupo se sitúa en el 8% respecto al total del gasto social, este tipo de prestaciones no consumen, en nuestro país, más que el 2,2% del total del gasto social.

La composición del núcleo monoparental es una de las variables que más inciden en las condiciones de vida de sus miembros. Convivir con otras personas ajenas al núcleo, generalmente ascendientes, constituye una estrategia de lucha contra la precariedad que adoptan las familias con menos recursos. De esta forma, aumenta el número de sustentadores potenciales del hogar y, por ende, se reduce la proporción de menores que viven en hogares sin ningún ocupado. La elevada proporción de núcleos monoparentales que se alojan en hogares complejos constituye un indicador del escaso nivel de ayuda que reciben las familias. Sin embargo, esta estrategia para combatir la exclusión, típica de los países mediterráneos, tiene unos efectos bastante limitados a nivel comparativo europeo.

CONCLUSIONES
El estudio muestra que los padres y madres que encabezan núcleos monoparentales tienen unas condiciones de vida que, en conjunto, son inferiores a las de los que viven en pareja, y ello influye en gran medida en las oportunidades de sus hijos ante la vida. Además, no sólo se dan inequidades entre los menores que viven con sus dos progenitores y los que lo hacen con su padre o con su madre, sino también entre los que experimentan distintas formas de monoparentalidad. El estudio resalta que las condiciones de vida, las tasas de abandono escolar y las expectativas de desarrollo futuro del menor en España dependen, en gran medida, de la tipología de núcleo familiar en el que se desarrolla su infancia. El escaso gasto en prestaciones y servicios destinados a las familias en general perjudica más a las más vulnerables -como es el caso de las monoparentales- que a otras unidades familiares y constituye uno de los factores que se encuentran asociados a los elevados niveles de pobreza infantil.

Ante la consolidación de las formas monoparentales como un fenómeno normal y legítimo, serían necesarias unas respuestas que minimicen el coste que dichas opciones tienen no sólo para los propios afectados sino también para el conjunto de la población. Una de las conclusiones del estudio es que para garantizar la igualdad de oportunidades de los menores, los Estados de bienestar deberían adoptar unas políticas sociales más orientadas hacia la infancia así como afrontar la realización de profundas reformas. El bienestar de los niños y adultos que viven en hogares monoparentales depende en gran medida de cómo son tratados por los gobiernos de cada país y de cómo y hasta qué punto se pretenden salvar las brechas entre las estructuras sociales emergentes y las disposiciones en vigor de los Estados de bienestar.