Ingreso mínimo vital sí, pero…

Desde el programa de Educación Financiera Familiar y Pobreza Energética de la FFM Isadora Duncan llevamos años incluyendo la temática de las rentas básicas universales, ingresos mínimos vitales y de políticas encaminadas a unos derechos básicos que permitan una vida digna. Han sido varias las ponencias en esa línea que hemos dado en nuestras jornadas y diálogos familiares.

Pero a pocos días de contar con un “Ingreso Mínimo Vital” vemos de nuevo un problema, y será un problema que no será criticado, ni se sacará a escena, ni tan siquiera a valoración política. Las rentas mínimas de inserción (RMI) ya lo sufren, y poco o nada se ha logrado en unas prestaciones que sumaban casi 1.500 Millones de € de inversión en el año 2016.

En el año 2018, nuestra entidad, la FFM Isadora Duncan presentó un informe en la conferencia “Economics at the service of society” que ponía de relieve dos peligrosas prácticas con estas RMI.

  • Se obligaba a la bancarización de las personas y familias solicitantes, una práctica poco problemática en los inicios de las RMI, pero que tras la crisis financiera estaba creando graves problemas al existir altas comisiones y prácticas de dudosa ética bancaria (préstamos de adelanto a altísimos intereses semanales, quincenales o mensuales) que podían mermar la renta a percibir entre un 5 y un 9% anual por prestación.
  • Existía un producto bancario, las Cuentas de Pago Básicas, que tenía una figura creada específicamente para estas personas y familias. Esa cuenta de pagos básica debe ser parte de los productos que desde la banca se oferten a las familias y personas beneficiarias e informar adecuadamente de la inexistencia de comisiones y gastos de la misma en el caso de existir una situación de vulnerabilidad. A día de hoy, las cuentas de pago básicas son unas grandes desconocidas por la población en general, cuando es clara la queja del cobro de comisiones y la pérdida de calidad en los servicios prestados por la banca. Con especial indicencia en grupos vulnerables con baja digitalización, ya que existen productos de bajo coste en ese ámbito concreto.

De nuevo, la educación financiera familiar parece una solución para muchas de las familias que van a ser beneficiarias del Ingreso Mínimo Vital. Pero desde la FFM Isadora Duncan, nos gustaría que todo ello se acompañara de la más que necesaria información sobre el correcto uso y contratación de productos bancarios. Pros y contras, límites de las cuentas de pago básicas y evidentemente una prospectiva de las familias que permita no sólo contratar adecuadamente el producto bancario menos lesivo, también el suministro eléctrico más adaptado, los contratos más ventajosos en una situación de vulnerabilidad y con un fin claro. Mantener a las familias en prácticas de responsabilidad, lograr su estabilización económica y una progresiva mejora de la situación.

Todo ello nos lleva al mayor límite que nos vamos a encontrar, porque una vez todo esto esté adecuadamente solventado, el mercado de la vivienda seguirá siendo el gran limitante para obtener unas condiciones mínimas de vida digna. El principal gasto de las familias españolas es la vivienda, para los dos quintiles con menores ingresos supone cerca del 40% de sus ingresos. El parque de vivienda y su más que precario estado, el alto precio de la misma y la falta tanto de parque público como de responsabilidad social, provoca que el IMV sea un nuevo parche para miles de familias. Un instrumento que logrará poner una tirita, pero que no cura ni mejora una herida cada vez más profunda.

Referencias:
Presentación de la FFM Isadora Duncan
Informes MSCBS
Nota de prensa de la Encuesta de Presupuestos Familiares

 

 

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