Nos parece interesante publicar en nuestra Web, con el permiso del autor, el siguiente texto aparecido en el Diario de León, a propósito de las últimas noticias sobre embarazos en niñas que se han dado en nuestro país.

Artículo de Pedro García Trapiello,
publicado en Diario de León el martes 6 de noviembre de 2007

madre muñeca

QUIEREN que esa cría berciana que se embarazó con sólo once años dé a luz a su criatura. La Fundación Vida, que habló en Madrid por boca de su presidenta Conchita, es así; y su dogma antiabortista, una montura (¿caballo apocalíptico o acémila?) de la que no quieren apearse ni en casos tan excepcionales o dramáticos como el que nos ocupa… y nos sobrecoge. Esa cría ha de parir, dicen, aún en el supuesto de que hubiera sido víctima de abusos o directamente violada. Jodó. Sostienen que garantizar la vida de lo engendrado es lo primero, antes que la propia madre y sus peliagudas circunstancias y antes que cualquier otra lógica, ética o razón de naturaleza elemental.

A los antiabortistas de esta fundación no podrán comprenderles o disculparles una buena parte ciudadana -por no decir una mayoría moral, civil e incluso religiosa- que entienden los criterios y orientación aportados por la medicina, la psicología o la ley, según los cuales lo prudente y aconsejable en evitación de mayores males sería la interrupción legal de ese embarazo. Esa fundación está en su derecho de opinar como lo hace, y seguramente en su deber, pero de la misma forma que toda ley contempla sus excepciones para hacerla más justa, procedería en este caso inhibirse en su fundamentalismo y aceptar loque haya de decir aquí la ciencia y la ley; y, más que nada, lo que convenga a la propia interesada o decida quien la tutele… o ¿es que quieren condenar a esa rapacina a perder definitivamente su última infancia de candidez rota, su adolescencia de poesías en cuaderno o su juventud formativa para obligarse a criar algo que ni buscó ni sospechaba?… ¿qué posibilidades hay que en esa crianza no se produzcan carencias imperdonables o traumas irreversibles?… o ¿habría que quitarle el bebé a esa cría nada más nacer?, que por ahí van los tiros no confesados… porque ni ellos mismos tienen garantías o la más leve esperanza del resultado formativo que se derivara de ese alumbramiento en una niña que ni física ni mentalmente tiene la minima posibilidad de resolver este embarazo sin dramas o, porque sería después una madre irreal, inmadurísima madre, una madre muñeca.

Está muy bien lo de defender la vida, pero también hay ocasiones en las que hay que defenderse de la vida, de esa vida perra que a veces abusa, corrompe o avasalla.

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