No, esta noticia no es de hace mucho tiempo, ni siquiera de los últimos años, es de ahora mismo. Apareció hace unos días en el eldiario.es, y afecta principalmente a mujeres ya que tanto allí como aquí, monoparentalidad es mujer. Una de las mujeres que aparece en el artículo afirma: “Ahora cada quince días entro en una situación de inseguridad financiera”, dice Phoebe de 37 años, una madre soltera de dos hijos que ya tiene el cuarto grado en contabilidad. “Si mis hijos no quieren ir al grupo de juego, ¿qué hago? ¿Miento? No somos tontas. Sabemos cómo gestionar nuestra vida. Me parece que no es bueno quitarle valor a la crianza de los hijos. Siento que hay un verdadero elemento machista en todo esto, que existe la creencia de que se está usando el dinero público para vivir sin hacer nada”.
Si analizamos un poco el programa ParentsNext, se da por hecho que si una mujer sola necesita solicitar una ayuda para criar a sus hijas e hijos es una irresponsable que no sabe cómo manejar la crianza. Ante esto, lo que debe hacer el gobierno es quitarle toda la autoridad y responsabilidad como madre. Así, los menores crecen viendo cómo su madre no es la que decide sobre su cuidado y educación, siendo un equipo técnico el que dictamina cómo tiene que ser su vida.
No se conforman con ejercer “violencia económica”, también roban la autoridad y disciplina que hay tener en toda crianza negando el derecho a ser una familia autónoma, con sus derechos y deberes.
Esta política de arrojar a la pobreza extrema a las familias monoparentales, para así hacer estudios que concluyen que cada vez son más pobres y vagas, le está saliendo muy barata al estado australiano: aproximadamente por 166 millones de €, a razón de 244€/mes. Esta ayuda la reciben las madres desde que sus descendientes tienen 6 meses, (de 0 a 6 meses, viven en una burbuja que les cuida y les alimenta) hasta que cumplen 8 años (que ya tienen la universidad terminada).
Estas son las ayudas o momio que tenemos las familias monoparentales, esas que tanta envidia dan, y que hacen que mucha gente pida que nos las quiten. Por nosotras no hay problema, las compartimos con el resto y así todos y todas vivimos del cuento de las monoparentales, ¿no les parece?
Si alguna vez, en algún sitio del planeta, hubo un país que equiparó a las familias mono con el resto de familias, este ha desaparecido. Vamos, que la riada de la quiebra mundial barrió a este país del planeta.
Continuará…
En la próxima crónica hablaremos del paraíso en que viven las familias monoparentales en Suiza.