La Consejería de Sanidad ultima un plan integral de atención específica a la salud de la mujer para garantizar que ésta sea tratada en función de sus diferencias biológicas y psicosociales que obligan a observarla desde un punto de vista médico diferente al de los hombres, además teniendo en cuenta que tiene peores expectativas de vida saludable, aunque su esperanza de vida es mayor.
La introducción de la perspectiva de género en esta materia está respaldada por la comunidad científica y la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), que entiende que los cambios sociales, nuevos estilos de vida, el reparto del trabajo de forma desigual, así como la sobrecarga física y emocional y problemas como la violencia de género obligan a tener en cuenta estos parámetros en la evolución de la salud de las mujeres.
El plan incluye una batería de más de 90 medias que abarcan seis áreas de intervención: estilos de vida, salud sexual y reproductiva, formación de los profesionales, sistemas de información, investigación sanitaria y problemas de salud más prevalentes, entre los que se incluyen las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, los trastornos mentales, el malestar de las mujeres y la patología reumatológica, entre otros.
El principal objetivo de esta estrategia de carácter integral es mejorar la atención en los procesos de salud y enfermedad de las mujeres en la comunidad para lo que se han tenido en cuenta variables que pasan desde los cambios demográficos, hasta la subjetividad de la mujer en los distintos ciclos vitales, el lugar de residencia, las etnias, origen social y cultural, así como la edad, nivel económico y educativo, situación laboral y la discapacidad, ya que todas ellas influyen en la salud de las mujeres.