El virus se ha comido la justicia social, las desigualdades se han disparado y nosotras tememos que seguirán avanzando.
Vamos a hablar de esta brecha, cómo la vemos crecer en las familias denominadas monomarentales. Se machaca sobre que el 80% de estas dependen de una mujer, así como de la necesidad de políticas de apoyo (ojo, no equidad) y por lo visto solo de prestaciones sociales y desgravaciones fiscales (mal llamadas ayudas), todo en un país, donde la protección es mínima y las políticas tributarias y de gasto favorecen mucho más a las clases acomodadas que a las personas más desfavorecidas, tal y como como dijo Philip Alston, relator de la ONU para la pobreza, durante su visita a España “…programas de protección social muy insuficientes, un sistema educativo segregado y cada vez más anacrónico, políticas tributarias y de gasto que favorecen mucho más a las clases acomodadas que a las pobres, y una mentalidad burocrática que permite a las autoridades eludir su responsabilidad y valora más el formalismo que el bienestar de las personas”.
Se están implantando una serie de parches que son de copia y pega de otras leyes, por supuesto que trocean, haciendo que, para poder acceder a ellos, la mayoría de las monomarentales estarán vetadas, salvo que quieran judicializar su vida. Estas políticas son injustas ya que carecen de un baremo económico para acceder a ellas, siendo las principales beneficiadas las familias que más tienen. Estos parches no tienen evaluación de impacto de género, nos gustaría saber si se harán del impacto económico.
Mientras que los países de la OCDE han aumentado las prestaciones económicas por hijo a cargo, incluidas las “mono”, debido a la pandemia según baremo de ingresos, aquí se suprimen.
Lo peor es ver que parte del colectivo que representa a las familias aplauden esto, lo que me lleva a pensar que la sororidad entre mujeres no existe: es un invento.
A veces pienso que igual es que aquí, en este país, vamos hacia una distopía de la monomarentalidad, porque como dice Margaret Atwood, autora del Cuento de la Criada,” …esta existe y se da en el mundo real, yo solo me documenté.”
Para terminar, me gustaría recordar una frase del libro “El Poder” (una distopía del matriarcado) de Noemi Alderman: “Cuando una multitud habla con una sola voz, es fuerza y poder.”
María García.